¡Hace 10 Años!

Es nuestra primera década, somos todavía una organización joven en recorrido pero, 10 años son un hito importante y queremos compartirles en esta breve historia, un contexto del nacimiento y espíritu de nuestra fundación. 

Hace 10 años nació la Fundación Montecito, en respuesta a una sucesión de situaciones, momentos, reflexiones y anhelos familiares hacia nuestro entorno. Una idea que germinaba en nuestras vidas sin que fuéramos conscientes de ello, y que en los cinco o siete años de antesala repentitamente brotó, se conectaron los puntos y lo pudimos visualizar. 

Juanita, Felipe y Samuel, 2009.
Foto: Juan P. Velasco, en Sogamoso
Con Juanita, mi esposa, y teniendo a nuestro hijo y su generación como estímulo en mente, tomamos la decisión de trabajar por ese sueño de un mejor ambiente para todos, con la mira puesta en dos regiones de nuestro mayor afecto: la provincia de Sugamuxi (Boyacá), y la provincia Comunera (Santander). Montes y humedales Andinos marcaron nuestra motivación, inspirados por el Cañón de La Hondura (Gámbita), el Lago de Tota, y una pequeña reserva natural de la sociedad civil en Sogamoso que inspiró y dio nombre a nuestra fundación. Esta reserva representa y será siempre un desafío, es una loma boscosa, arcillosa, pedregosa, seca y difícil, que tiene y mantiene bellos recuerdos y sueños, y en algún momento esperamos poderla ver convertida en un gran montecito.

Una decisión que marcaba un cambio sustancial en nuestras vidas. Teniendo muy clara la voluntad, el convencimiento, el sentimiento y la visión. También la confianza en nuestras bases y lazos, sin temor al desafío, y con una fuerte intuición como nutriente de arranque. Pero sin saber realmente por dónde abrirnos camino y transitar ese desconocido sendero. Sin tener tampoco idea clara de cómo conseguir nuestra sostenibilidad. Y así comenzamos, formalmente con nuestra acta de constitución fechada 05 de junio, 2010.

Samuel y Juanita en la RNSC
Montecito, Sogamoso (2009). Todo
proceso tiene inicios, y bases.
Foto: Felipe Velasco.
Decíamos atrás que la RNSC Montecito en Sogamoso fue una de nuestras bases inspiracionales. Lo sigue siendo y anhelamos que la nueva década que comienza nos permita materializar su desarrollo. 

Árboles para RNSC Montecito (2009).
Foto: Felipe Velasco, vivero en Paipa.
Tuvimos unos años de intento e inversión en su adecuación y restauración ecológica, y los resultados fueron pocos: los hay, pero no al nivel que quisimos, y los recursos propios para esta tarea se agotaron.

El terreno es pobre, y obliga mayor impulso. No desfallecemos porque, del ejercicio y el ejemplo propios es como mejor se puede transmitir o influir en cambios a otras escalas. Pero bueno, nuestras capacidades son limitadas aún y por ello tuvimos que destinar esfuerzo en otros frentes. Es una historia que tiene etapas muy tempranas todavía, y en ello hemos tenido un aprendizaje muy valioso: toda transformación es un proceso, lento y costoso. 

Lago de Tota en la vereda Tota, de Tota (2010).
Foto: Felipe Velasco, recorrido con vecino local.
El Lago de Tota ha sido nuestra región de mayor desempeño, y el ecosistema más consentido de nuestra ONG estos años. Allí se gestaron episodios determinantes entre 2003 y 2010 que nos dieron esa patadita de la buena suerte para lanzarnos al ejercicio del compromiso cívico pleno, en procura de buscarle sostenibilidad al territorio como un todo. En este hermoso y desafiante lugar nos hemos probado, y nos han conocido, individualmente y como ONG, en el ejercicio de la gobernanza. Una historia de muchos episodios por contar, todos ellos documentados y accesibles fácilmente, para ello les invitamos a explorar la pestaña de gobernanza en nuestro sitio web.

Construcción de un bote artesanal en la vereda
Guáquira, Tota (2010). Foto: Felipe Velasco.
Este maravilloso lugar nos atrae y conecta muy fuerte y de diversas formas. Toda su cuenca es magnética, y la apreciamos mucho. La complejidad del ejercicio participativo nos ha dejado una muy valiosa red de amigos y conocidos en un amplio rango de su mapa, y fuera de él. De todas las edades y sin distingo alguno a condición o roles en el territorio o su influencia dentro del mismo. Hemos también sido objeto y no pocas veces de cosas malucas (llamémoslo así), pero el tiempo y los hechos de nuestra labor con especial esfuerzo de coherencia en nuestros pasos, han sido aliados y con ello hemos ganado en entendimiento mutuo donde antes no parecía posible. La principal enseñanza de intervenir en este proceso ha sido descrubir, apreciar y ejercer la combinación de ética y compromiso como fórmula de la gobernanza, reconociendo debilidades y limitantes pero, el esfuerzo por superarlas tiene réditos.

Consecuencias eutróficas del vertimiento de
nutrientes acuícolas,por cuenta de cultivo de
trucha en jaulones - Vereda Guáquira (2009).
Foto: Felipe Velasco.
El dolor propio de ver consecuencias desagradables y alarmantes en sus aguas y por consecuencia de una decisión nuestra antes de crear la fundación, nos cuestionó de honda manera y también nos permitió despertar con fuerza nuestra conciencia. Aquel dolor llevó a indignación en el ejercicio ciudadano de buscar un cambio, y ello nos facilitó ver y sentir el territorio y el sistema en que estamos, con otros ojos, con nuevas perspectivas y finalmente con la firme convicción de comprometer nuestras vidas en los objetivos trazados como fundación. Lo que en un comienzo fuera la fuente de dolor, sirvió también de epifanía para conectar nuestros sentimientos con la voluntad de acción.

Plataforma exploratoria petrolera de la empresa
Maurel & Prom, en municipio de Tota (2010).
Foto: Felipe Velasco, recorrido con autoridades.
Y al tiempo con ello, se instalaba en cercanías de la cuenca del Lago de Tota nada menos que una exploración petrolera. Fue un tema delicado y marcó cambios, inquietudes, y también muchos aprendizajes. En este o cualquier temática hemos sido o tratado de ser siempre muy cuidadosos en la opinión. Porque si bien hay percepciones obvias, también es parte valiosa del debate reconocer el desconocimiento y tener la prudencia de buscar sustentos y mente abierta para apreciar y descifrar cada tema con sensatez. Y bueno, pensar así cuando en el ambiente se respiran posiciones radicales, no es precisamente fácil. No somos amigos del pensamiento ciego, monolítico y radical que niega el diálogo argumental. 

Somos prudentes y mucho más en lo que desconocemos. Cuando hemos fallado, lo hemos lamentado, el tiempo nos ha dado lecciones. Aprender a callar, a pensar antes de hablar, a consultar antes de opinar, y hablar o actuar con mesura, son artes del relacionamiento y el debate, que ayudan a fortalecer confianza y dan más esperanza a los argumentos. Y defendemos la dialéctica como base de alto valor para el entendimiento y las decisiones. Esta dialéctica es un valor aprendido que madura y se fortalece con el tiempo, es algo que apreciamos, cultivamos y promovemos. 

Laderas del Cañón de La Hondura (2010).
Foto: Felipe Velasco.
Camino a la provincia Comunera, desde Paipa en descenso a Palermo (2010). Foto: Juanita Arango.

Cañón de La Hondura, Gámbita (2010).
Foto: Felipe Velasco, explorando esos montes.
En el pleno de la época en que nació nuestra ONG, estaba con nosotros un rincón Andino excepcional, el Cañón de La Hondura en la provincia comunera (Santander). 

De este lugar nos enamoramos por allá en 2003-2004, nuestro hijo muy bebé estuvo en ese primer e inolvidable viaje de exploración a ese cercano pero desconocido territorio, y desde entonces estamos felizmente atados a ese maravilloso lugar, intermedio entre los parques nacionales SFF Guanentá Alto Río Fonce, e Iguaque.

Río Palermo, acercándose al Cañón de
La Hondura. Foto: Felipe Velasco (2010).

Y bueno, si hablamos de montes y humedales, este lugar y su entorno los tiene muchos, exhuberantes, diversos y muy atractivos. 

En su época solo visitábamos la zona periódicamente, pronto llegó el voluntariado en una escuela rural de la vereda, y paulatinamente se han transitado algunos pasos más. Hoy soñamos crecer ese anhelo a conformar allí una gran reserva natural de la sociedad civil y un centro de visitantes para el fomento de cultura ambiental Andina y biodiversa.

Naturaleza cautivante en Gámbita.
Foto: Felipe Velasco (2010).
Observar, de lejos y de cerca, de día o de noche, sentir, caminar en medio de todo ello, acariciar sus formas, abrazar un árbol en el camino, escuchar la naturaleza, soñar, compartir con familia y amigos locales, dejarse sorprender por los detalles o el conjunto, probar lo que ofrece el territorio, en fin. 

Peñas en el Cañón de La Hondura,
dichosas las aves que lo sobrevuelan.
Foto: Felipe Velasco (2010).
Todos ellos y más, insumos para apreciar la belleza de la vida y sus ofertas, la magia infinita de la diversidad, que representaron y son para nosotros un llamado a la responsabilidad y el compromiso. 

¿Y si la belleza de esos entornos no fueran solo remotos o escasos, sino abundantes, y cotidianos?, es el tipo de preguntas que motivan nuestra razón de ser y nuestra visión.

Juanita y Samuel retornan luego de encontrar
dos locas cabritas que escaparon a dar vuelta a la 
vereda sin permiso. Foto: Felipe Velasco (2010).


¿Y si la grata sencillez y alegría de vivir en el campo y rodeados de naturaleza vital pudiera estar al alcance de todos de una forma armónica, teniendo medios dignos de vida?, es también el tipo de anhelos que incentivan nuestra forma de encontrar una respuesta sensata a la misión de nuestro paso por esta vida. 

Cerro Zumba-Zumbi, guardián del Cañón
de La Hondura (2010). Foto: Felipe Velasco.
¿En qué momento se complicó y congestionó tanto nuestra vida, en los afanes de un modelo tan insostenible?, un mal que agobia la vida urbana, y a costa de muchas injusticias en el campo. Pensar en estos asuntos es también parte de lo que originó nuestra fundación, y mantiene activas nuestras reflexiones.

Finalmente, lo más importante en el sustento humano de la fundación creada: nuestra familia. Fue posible dar el paso fundacional y sostener esta década, gracias en enorme medida al apoyo familiar. Sin ellos no habríamos podido. 

¡Familia!

Su respaldo moral desinteresado e irrestricto, su generosidad y apoyo general de múltiples formas, es la mayor base detrás de la fundación. Por tanto, cuando se piense en nuestra ONG, no es solo acerca de sus fundadores, sino también y en muy alto grado, es acerca de nuestras familias y su acompañamiento cercano y constante en cada paso, en cada idea, en cada iniciativa de esta bella aventura que ha sido dedicar esta década (y media, sumando su antesala) a convertir en realidad la visión y sueños de la Fundación Montecito.

La historia de este contexto es dedicada a nuestras familias, al grupo tan valioso de amigos y aliados (personas y organizaciones) de orden local, nacional e internacional y de tan variados perfiles que hemos logrado cosechar en nuestro recorrido, al grupo de amigos de siempre que siguen estando siempre allí, al casi centenar de voluntarios de diversos países que han representado nuestro motor en múltiples ocasiones, a todos los niños del campo y la ciudad con los cuales hemos podido interactuar durante estos años, como a sus padres y maestros, a nuestros vecinos y compadres, al diverso mapa de actores públicos y privados con quienes hemos interactuado en territorio, a los periodistas -muchos de ellos amigos ya después de tanto trasegar- que han acompañado nuestro recorrido con su voz y su pluma, a la sociedad en general donde desarrollamos nuestra labor, por su paciencia y sintonía, y a las entidades y personas donantes que en algunos de nuestros esfuerzos han aportado ese recurso vital para poder emprender las tareas. También dedicado a los opositores o contradictores de nuestra labor, a los que fueron amigos y dejaron de serlo solo porque pensábamos diferente y ello les llevó a etiquetarnos de variadas formas, y a los que nos han ofendido o afectado intencionalmente creyendo que ello nos disminuye (sin saber que de esto cosechamos fortaleza). Y cómo no, a esos ecosistemas que se han convertido en amigos del alma, con los que nos comunicamos y conectamos sentimientos de maneras diferentes, cálidas y muy cercanas.

Juanita y Samuel, en el Lago de Tota (2003), el
día que, sin saberlo, comenzaría a germinar una
sucesición de situaciones y anhelos que, 7 años
después, verían nacer la Fundación Montecito.
Foto: Felipe Velasco.
En lo personal, dedicado a mi esposa Juanita, y mi hijo Samuel, por la sabiduría de su solidaridad, con la que juntos hemos podido edificar esta fase de nuestras vidas de forma armónica y pese a tantas limitaciones y sacrificios. Superando incertidumbres y manteniendo la confianza que estamos en el camino correcto, un camino que llena el espacio del corazón cuando hacemos nuestras tareas por pequeñas y humildes, o ambiciosas que sean. ¡Un camino que ha valido la pena!

Hecha la pausa, nos corresponde preparar equipaje de sueños, unos de antaño y otros nuevos, para emprender nuestra siguiente década.

Felipe Andrés Velasco
Sogamoso, 01.6.2020

[English version, by Google translator] here: bit.ly/fm-10ago



"La Negrita", simpática amiga y sobreviviente de una creciente del
Río Huertas, en el Cañón de La Hondura. Foto: Felipe Velasco (2010).

Comentarios

ecoan1994@gmail.com ha dicho que…
Qué grato es leerte. Quien se podría imaginar que un ingeniero corto y preciso en palabras, lográse emular a los clásicos de la narrativa latinoamericana. Pero sorpresas nos llevamos....y como si fuera poco nos resulto más ambientalista que Manuel Rodríguez y los miembros del club bogotanó de los académicos. Milagros se dán y este es uno. Por lo mismo ha sido muy grato para quienes llevabamos ya un tiempo pregonando y denunciando que el medio ambiente no se puede gestionar a medias y en mal ambiente, sino que hay que oxigenarlo permanentemente, con la premisa que se debe pensar siempre glogalmente (en la aldea global) y actuar localmente (aún en los vecindarios) por aquello de que la visión ha de ser socioecosistémica y no sólo geopolítica (para los politiqueros). Por ello, no es raro que los vecinos de sogamoso les duela tanto los temas de la provincia del Tundama, como a los Duitamenses les angustie lo que acontece en la gran provincia de sugamuxi, porque al final de cuentas estamos hablando de territorios, conformados por cuencas vecinas, que son patrimonio común y sobre el cual todos , pero todos, tenemos responsabilidades compartidas y permanentes. Celebrar 10 años de CUIDADOS y dedicación son ya un gran tesoro de experiencias y de aportes a la CAUSA TOTA y a otras muchas trabajadas solidariamente. Se ha sentido la presencia en el Lago de Tota y en la región, no porque hable fuerte, sino porque habla claro y sin pelos en la lengua. De no ser así, no se lograrían los avances que se tienen. A Ti, Juanita, Samuel y toda tu familia va mi abrazo de felicitación. Caminante no hay camino....se hace camino al andar.
Fundación Montecito (.org) ha dicho que…
¡Muchas gracias Pedro! Tu opinión generosa es siempre bálsamo y gran estímulo. ¡Abrazo!

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